DÍA 6

La justicia verdadera gobierna a los hombres.







ELIJO LA JUSTICIA


Los pequeños problemas que oculto se convierten en mis pecados secretos, porque, al ocultarlos, no he elegido liberarme de ellos. Así, se vuelven cada vez mayores, hasta que cubren a todo lo que percibo y me impiden ser justo con nadie.

Entonces, no creo tener ni un solo derecho y me lleno de amargura porque doy en mí justificación a la venganza y al ataque y me niego la misericordia. Esto me atrapa y me hace ser inmisericorde con mis hermanos.

Pero, ¡quiero salir de esta trampa que yo mismo he construido!

Mi voluntad es aceptar la inocencia para mí.

También es mi deseo que la santidad me guíe, para que yo no haga diferencias ni distinciones entre mis hermanos, pues es imposible que las haya entre los que somos iguales.

Yo elijo la justicia inquebrantable porque quiero ver a mis hermanos con la inocencia que, sin ninguna duda, les pertenece sólo por ser.







TEXTO

A menos que juzgue no puedo sufrir. Tampoco puedo experimentar dolor o sentirme abandonado o creer que no se me necesita en este mundo.

Éste mundo es mi hogar porque no lo juzgo, y, por lo tanto, es únicamente lo que yo quiero que sea.

Hoy lo contemplo sin condenarlo, a través de ojos felices que sólo

Y me olvido de todas las lágrimas que he derramado, pues sano las fuentes de todo dolor.

Hoy no juzgo al mundo porque hoy no juzgo a mis hermanos.







TEXTO DIARIO


Yo acepto mis ilusiones
y me reconozco en unión con todos los seres.
No quiero más sueños de separación entre las personas
porque mi realidad es la realidad de todos.

Entre nosotros sólo puede haber inocencia
porque es la percepción perfecta.
Mi sueño de separación, de ser especial y diferente,
es mi resistencia a reconocer el Amor en mí.

No deseo la confusión
de creerme distinto a los demás,
pues lo que yo soy
igualmente lo son cada hombre y cada mujer.

Y es mi voluntad
recibir a cada persona en Amor
y aceptarla en mi mente
con la alegría de mi corazón.