lunes, 6 de agosto de 2007

DÍA 5

En el día de hoy quiero comprender la paz del corazón, porque la paz es la única realidad entre todos los hombres.








HAGO POSIBLE LA PAZ ENTRE LOS HOMBRES


La paz se extiende entre mis hermanos y yo, poco a poco, y nos rodea de radiante felicidad y de tranquilidad cierta porque sabemos que gozamos de absoluta protección.

¡Tengo fuerza cada día para llevar el mensaje de Amor, seguridad y libertad a todo aquel que se acerca a mí!

Contemplo a cada uno de mis hermanos con infinita benevolencia.

Y, humildemente, mi voluntad es ser consciente de los obstáculos que yo mismo me pongo para resistir a la paz y, es mi voluntad, que desde mis pensamientos y mis acciones, la paz se extienda a la mente de todos los hombres.







TEXTO


La paz me rodea.

Donde voy, la paz me acompaña y derrama Luz sobre todo aquel que encuentro.

Se la doy a quién está desolado, a quién se siente solo y a quién tiene miedo. Se la ofrezco a quienes sufren, a quienes se lamentan de una pérdida, así como a quienes creen ser infelices y haber perdido toda esperanza.

Quiero recibirles a todos en mi corazón, pues quiero liberar a mis hermanos de sus sueños de pecado y de temor a la muerte. Necesitamos abandonar los sueños de miedo y de soledad para reconocernos el Ser.

En el amor a nuestro prójimo como a nosotros mismos reconocemos la santidad en todos nuestros hermanos.

Quiero mirar a través de la nube de culpabilidad que empaña mi visión, más allá de la oscuridad que aparenta reinar en mi mundo, hasta el santo lugar donde se encuentra la Luz, pues no puede existir otra voluntad que la del Amor.







TEXTO DIARIO


Yo acepto mis ilusiones
y me reconozco en unión con todos los seres.
No quiero más sueños de separación entre las personas
porque mi realidad es la realidad de todos.

Entre nosotros sólo puede haber inocencia
porque es la percepción perfecta.
Mi sueño de separación, de ser especial y diferente,
es mi resistencia a reconocer el Amor en mí.

No deseo la confusión
de creerme distinto a los demás,
pues lo que yo soy
igualmente lo son cada hombre y cada mujer.

Y es mi voluntad
recibir a cada persona en Amor
y aceptarla en mi mente
con la alegría de mi corazón.

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